Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Cataluña CIU Titulo: La nueva reforma laboral. Texto: Ayer el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Reforma Laboral. No la conozco al pie de la letra. Estaba, sin embargo, informado de los parámetros generales y, además, hoy los medios de comunicación hemos podido conocer públicamente sus contenidos. Mi posición definitiva la expresaré cuando conozca la letra pequeña, al margen de anunciar desde ya que seguramente que en el trámite parlamentario presentaremos enmiendas para intentar corregir o mejorar lo que no nos guste, o para complementarla. Otra cosa será la fortuna que tengan nuestras enmiendas. Dicho esto, la reforma laboral que se acaba de presentar está, a mi entender, bien orientada. Lógicamente-no sé si es tanto lógico-la reforma provocará protestas y movilizaciones sindicales. Al gobierno Zapatero le hicieron una huelga general por una mínima reforma. Por lo tanto, es obvio que ahora pasará, y más. Y, además, quien gobierna no es la izquierda socialista, sino la derecha. ¿Por qué está bien orientada? Porque da mucha más flexibilidad al sistema. Para muchos empresarios será insuficiente y, como ya he dicho, para los sindicatos será agresiva. Para mí, lo reitero, es positiva. La legislación laboral vigente, aunque ha sido reformada decenas de veces a lo largo de la democracia, tiene sus raíces en la legislación franquista basada en una economía autárquica y en la falta de garantía de los derechos de los trabajadores. Hoy eso no es así. La economía es global y los trabajadores tienen sus derechos reconocidos. Resulta, por otra parte, que en España tenemos el doble de paro de la media europea. Lo tenemos también en tiempos de bonanza, es decir, cuando nuestra economía crece y crea empleo. ¿No es, pues, lógico hacer las leyes que tienen en Europa? O queremos seguir siendo el único país que, junto con Grecia, precisa de autorización administrativa para hacer un ERE? En este sentido, es evidente que, aparte de bien orientada, la reforma nos acerca a Europa, es decir, a los países que tienen la mitad del paro que nosotros. La reforma permitirá que las ETT hagan también como el INEM de oficinas de colocación y nos ayudará a luchar contra el fraude en el paro. La reforma prioriza el convenio de empresa y permite que una empresa se pueda descolgar de un convenio sectorial, provincial, autonómico o estatal cuando por razones económicas lo necesite. Hace objetivas las causas del despido procedente y sitúa como contrato tipo el de 33 días de indemnización por año trabajado. Afronta el problema del absentismo laboral, tanto grave en nuestro país, y da peso a las Mutuas. Promueve un contrato para emprendedores de menos de 50 trabajadores bonificado con 3000 € y, si el contratado procede del paro, podrá continuar cobrando un 25% de la prestación y la empresa se bonificará un 50%. Acaba-como antes he dicho-con la autorización administrativa de los ERE. Apuesta por intentar situar el contrato parcial, de gran utilidad para la gente joven, a los niveles de Alemania o de Holanda. La reforma contempla, a través de una futura Ley de FP, la formación dual, de gran importancia también para los jóvenes-recordemos que hay más del 48% de paro juvenil-, etc. Lo reitero, sin decir la última, una reforma bien orientada que nos acerca a Europa. Esta reforma no creará puestos de trabajo mañana ni pasado mañana. Por eso, sigo defendiendo que a corto plazo se debe hacer un plan de choque contra el paro. Pero esta reforma debe aportar confianza de cara al exterior y de cara a nuestros emprendedores. No nos engañemos: es claro que en las grandes empresas y multinacionales les importa pagar 33 días en lugar de 45, pero tienen dinero para hacerlo. Los pequeños y medianos empresarios no contratan por miedo a que, si un día tienen que despedir, no podrán digerir el coste. Un pequeño y mediano empresario, además, no despide nunca por gusto. Conoce sus empleados y trabajadores y despedir le provoca dolor. Esperamos que todo sea para bien.