Sabado, 23 de Noviembre 2024
Cabo de Gata Center. Apartamentos Villa del Mar
España Partido Socialista Titulo: Maruja. Texto: Fabrica crema de almendras amargas y dulces y aceites de romero y jazmín, así que su casita azulona al lado del río es un festival de aromas maravillosos. Sólo por eso ya merece la pena ir a visitar a Maruja. Conserva de sus exitosos años mozos el porte de la que se sabe guapa y hembra. Ningún hombre se le resistió jamás y, a pesar de que hace tiempo que pasó los 70, aún comparte su cama muchas noches. No me extraña. Maruja cocina como los ángeles, canta lo que le echen y es la mejor contadora de historias del mar que pueda existir en ninguna playa. Siempre lleva collares de caracolas, que ella misma pinta de colores vivos, sobre sus blusones sólo blancos o negros que son la alegría o la pena. Según el día que tenga elige uno de los dos tonos (a veces, en un mismo día cambia de blusón porque le cambia el ánimo) y, así, siempre se sabe si Maruja está triste o contenta. No le va nada el rollo esotérico, como alguien pudiera pensar al verla. Maruja es racionalista. Sólo cree lo que ve y lo que puede explicar, lo demás son historias para engañar al pueblo! Tuvo muchos hombres pero ninguno estuvo a su altura. Dice que ella no se ha enamorado nunca de verdad. Pasiones, muchas. Amor, ninguno. Amor de madre, sí. Todo el que le cabe en ese cuerpo grande y cimbreante aún, todo el que llena la casa y las tinajas con aceites y cremas. Madre de marineros, siempre lejos, mirando hacia el mar. Hace tiempo que dejó su casa cerca de la playa. Ya no soporta ver el mar. El río se funde al final con el mar, así que estoy con ellos pero no tengo que ver a ese maldito que se los lleva siempre. Maruja parió a sus 4 hijos feliz. Siempre los quiso. Si no fuera porque hubo que practicarle una histerectomía, habría tenido muchos más. Esa fue su pena… Sólo 4! Mientras hierve la pasta de almendras, recibe la llamada de uno de sus hijos. Maruja le dice cuánto le quiere. Y se queda tranquila. Ahora, con esto de los móviles, me llaman todos los días. Mi Juan dice que este domingo viene a montar una cosa que se llama Skype, que podré hablarles y verles! Parece cosa de brujas. Hasta que no lo vea no me lo creo, pero ¡si fuera verdad…!