Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Pais Vasco PNV Titulo: Más allá de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Texto: El 8 de septiembre de 2000, representantes de 189 estados aprobaron la Declaración del Milenio en la que además de reafirmar su fe en la propia Organización de las Naciones Unidas y su Carta, decidieron señalar lo que posteriormente se conocerían como los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se marcaron 8 objetivos: 1.Erradicar la pobreza extrema y el hambre. 2.Lograr la enseñanza primaria universal. 3. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. 4.Reducir la mortalidad infantil. 5.Mejorar la salud materna 6.Combatir el VIH/SIDA, el paludismo Garantizar el sustento del medio ambiente y otras enfermedades. 7. Garantizar el sustento del medio ambiente. 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Hoy he tenido la oportunidad de tomar parte en la apertura de las jornadas de trabajo Europa y los retos de desarrollo: más allá de los Objetivos de Desarrollo del Milenio organizadas por el Instituto de Demócratas Europeos y la Fundación Sabino Arana. El proceso de Unión Europea y los objetivos del milenio ha sido uno de los temas que hoy se ha abordado. Somos fervientes defensores de la Unidad de Europea. Lo somos desde 1916. Una Europa unida es desarrollo, es bienestar y es paz. Y lo he dicho en mi intervención. Estoy convencido que este proceso de integración europea ha tenido mucho que ver también en que hoy Euskadi pueda ilusionarse en la esperanza fundada de paz. La unidad Europea también nos ha acercado la paz a Euskadi. Para el PNV, y así lo he expuesto en las Jornadas los asuntos vinculados al desarrollo, a las relaciones internacionales y a la solidaridad forman parte del núcleo de nuestras preocupaciones. Son parte de nuestra tradición humanista presente ya en el grupo de fundadores de las primeras instituciones europeas, antecedentes de la Unión Europea y en las que como Partido Nacionalista Vasco estuvimos presentes.. Escuchamos voces que nos aseguran que ésta no es una crisis conyuntural, sino sistémica y que, como tal, no tiene arreglo: que si el modelo debe morir y nacer uno nuevo y que es posible que afecte de lleno a la propia Unión Europea. Leía ayer referencias de Krugman, de Corsetti, de Roubini, de Friedman. No sabemos en qué medida esto será verdad, en todo o en parte. Pero lo que sí les aseguro es que tanto en el caso de que se alumbre un nuevo modelo como que reformemos el actual, Europa deberá seguir apostando por el Estado de Bienestar, por la solidaridad y por sus compromisos con el desarrollo. Sin ello, no puede existir Europa. Esos valores son, precisamente, los que le han dado sentido. En Euskadi contamos con una rica tradición en eso que ahora se denomina cooperación al desarrollo. Un compromiso que es histórico. Un compromiso institucional y un compromiso social. Somos un país históricamente solidario. Sin duda, las corrientes de solidaridad activadas desde diversas instancias; el sin fin de proyectos de cooperación que han servido a tantas y tantas personas; los puentes y lazos creados con otras personas y sociedades; y la sensibilización social hacia los problemas del mundo, configuran un balance muy positivo. Pero cada vez somos más conscientes de que, desde hace unos años, el escenario global se está transformando a gran velocidad y de manera muy profunda. Un nuevo mundo mucho más complejo está surgiendo, en el que actores tradicionales ven cómo su papel y relevancia se modifica y, al mismo tiempo, otros actores irrumpen con fuerza como nuevas potencias trastocando totalmente la geopolítica y la geoeconomía internacionales. A su vez, la circulación de bienes y servicios a escala planetaria es una realidad con un amplísimo grado de liberalización y las empresas se ven obligadas a operar en un mercado global y, por lo tanto, a adoptar una posición transnacional en un estado permanente de debilidad y cambio. Todo ello está trastocando completamente las categorías con las que tradicionalmente funcionábamos a nivel europeo. Descubrimos, por ejemplo, que las élites y la excelencia ya no se encuentran sólo en Occidente; que la demografía, la nueva era de las tecnologías de la información y la organización mundial del comercio están transformando la sociedad internacional; que los nuevos espacios de poder e influencia en la sociedad internacional rompen los anacronismos de las instituciones. La complejidad cultural y de valores en el escenario global exige una visión abierta en la gestión de los entornos económicos. Sospechamos que tenemos que evaluar y actualizar la forma de enfrentarnos a los retos de desarrollo a nivel global. Partiendo de la base de que la pobreza y la situación mundial nos resulta intolerable y escandalosa, la humanidad necesita que entre todos empecemos a acertar tanto en el diagnóstico como en las medidas precisas para acabar con esta realidad absolutamente insostenible. El coste humano de la pobreza y sus consecuencias en todas sus dimensiones es enorme. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio han jugado un papel positivo y los hemos apoyado como un instrumento útil, pero somos conscientes de la necesidad de su balance y actualización. Posiblemente ha sido a través del propio proyecto europeo por el que muchas-os de nosotros nos empezamos a sentir ciudadanas-os el mundo. La responsabilidad europea con los desafíos del mundo tiene que ser plena y los europeos y europeas debemos ser capaces de resituarnos de forma positiva en un nuevo escenario en que nuestra significación está cambiando completamente. Confiamos, en fin, en que su visión y sus aportaciones, dentro de este seminario, puedan servir para construir, entre todos, unas propuestas que sirvan para superar los grandes problemas que continúan persistiendo, desgraciadamente, en nuestro planeta, esta casa común, nuestro planeta, edificio de todas-os nosotros y de la humanidad entera. Termino como he comenzado, con la unidad europea.. Reiterando nuestro compromiso con el proceso de unidad Europea. La Unión Europea que hemos conocido hasta ahora no la vamos a volver a ver. O Europa camina hacia atrás o hacia adelante. Y tengo el convencimiento absoluto de que esta crisis que estamos viviendo la unidad Europa la va a convertir en una oportunidad. Nos hemos dado cuenta de las deficiencias y los lastres que esta Europa a medias conlleva. Nos hemos percatado de la falta de recursos y de margen de maniobra que una Europa como la actual tiene para afrontar los grandes retos.. Y creo que la única solución es pensar y caminar hacia adelante. Quedarnos como estamos o desandar el camino sería el final de esta gran etapa de paz y prosperidad que ha vivido nuestro continente.