Lunes, 25 de Noviembre 2024
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Cataluña Partido Popular Titulo: Una nueva hoja de ruta para el 2012. Texto: El balance del primer año de gobierno de CiU ha sido muy triste. Los catalanes hemos continuado padeciendo la dureza de la crisis, hemos visto cómo los parados registrados han aumentado en más de 50.000 y no hemos advertido síntomas de recuperación que nos devuelvan la confianza. El gobierno de la Generalitat ha centrado sus políticas en los recortes y ha continuado con muchas de las políticas del tripartito como el mantenimiento de una burocracia sobredimensionada de empresas públicas y el despilfarro de las subvenciones ideológicas millonarias. Mientras, ha apoyado al gobierno de Zapatero en sus decisiones más controvertidas y ha sido incapaz de impulsar propuestas propias para la creación de empleo. Ante los malos resultados, la estrategia victimista ha sido la de siempre: buscar la culpa en los demás y fomentar un marco de confrontación en las relaciones con el Estado. Da igual que Europa marque un camino para la salida de la crisis o que la mayoría de españoles haya decidido un cambio en el gobierno. El nacionalismo independentista necesita enemigos exteriores para justificar sus errores y para crecer políticamente. Los últimos episodios con el impago de parte de la paga extra a los funcionarios y la retención del IRPF han sido esperpénticos, pero, lejos de la autocrítica, la excusa ha sido la habitual, la culpa es de Madrid. El Gobierno de CiU continúa sin señalar un camino claro. Parece que no se atreve a marcar diferencias de una manera valiente con los miembros del tripartito y sigue escenificando su aproximación a los que han llevado a Cataluña al peor momento de su historia. En las recientes elecciones generales, los catalanes y el conjunto de españoles han dado su apoyo mayoritario al cambio y el gobierno de CiU parece que no se quiere dar por enterado. La situación es muy grave y los datos verdaderos de déficit que hemos conocido estos días, después del último engaño del gobierno socialista saliente, son preocupantes. Pero ahora tenemos un gobierno en España con un plan de actuación claro, que sabe lo que hay que hacer y al que no le temblará el pulso para hacerlo. La salida de la crisis en buenas condiciones necesita sacrificios y también medidas de reforma laboral, fiscal y financiera que impulsen la economía y el empleo. En este nuevo contexto, CiU tiene dos posibilidades, seguir su dinámica contradictoria o dar un paso adelante y sumarse a las grandes decisiones que debe tomar España para no quedarse en el furgón de cola de Europa. Los últimos pasos de los nacionalistas no son muy alentadores. En el pleno de investidura, CiU votó no a la presidencia de Mariano Rajoy que había presentado las líneas directrices de su plan para salvar nuestra economía. Duran i Lleida, que apoyó a Zapatero cuando decidió congelar los ingresos de los pensionistas catalanes, le negó su apoyo a Rajoy cuando garantizó la subida de las pensiones manteniendo el poder adquisitivo. En la política catalana siguen con el juego de la geometría variable que desgasta su escasa credibilidad por la falta de una hoja de ruta definida y en sus decisiones de política económica continúan improvisando con escaso acierto. La ley de acompañamiento de presupuestos es una muestra clara: el copago sanitario con el euro por receta farmacéutica que nos sitúa en desventaja con el resto de españoles; la tasa turística que ha fracasado en otros lugares de España gobernados por la izquierda y la nueva subida sobre el impuesto de actos jurídicos documentados. El gobierno de CiU cometerá un grave error si da por descontados determinados escenarios. El PPC ha demostrado su responsabilidad en muchas ocasiones durante el último año, pero los presupuestos del 2012 necesitarán una negociación seria y profunda que siente las bases para la recuperación económica. Una hoja de ruta en la línea del cambio que impulsa el nuevo gobierno de España.