Sabado, 23 de Noviembre 2024
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Navarra Partido Popular Titulo: En la muerte del patrón. Por José Ignacio Palacios - Senador. Texto: En el mes de octubre de 1962, a la vez que iniciaba mi bachiller en el Ximénez de Rada de Pamplona, entró en mi casa el primer televisor. Como desde siempre he tenido el gusanillo de la política, uno de mis programas favoritos, que lo veía con la avidez de un niño de diez años, era el Telediario, en el que brillaba con luz propia la figura arrolladora de Manuel Fraga, que a sus 39 años llevaba tres meses como ministro y había anunciado un programa de reformas muy prometedor con el que se proponía atacar problemas tales como el de la censura, el fomento del turismo, la estructuración del periodismo o la revitalización del teatro. Fraga desplegaba una sorprendente e inusitada actividad y en esos tiempos en los que la movilidad era escasa se le veía de aquí para allá, visitando todos los rincones de España, subiendo las escaleras de tres en tres y dejando rezagados, porque no podían seguirle, a todos sus acompañantes. Cuando siete años después yo acabé mi bachiller y él cesó como ministro, había cumplido sus promesas ya que, además de la ley de Prensa, había convertido a nuestro país en uno de los principales destinos turísticos y, entre otras cosas, había impulsado su red de Paradores Nacionales. En 1977, cuando se acababan de legalizar los partidos políticos y se iban a celebrar las primeras elecciones generales, yo tenía muy claro que quería militar en el partido de Fraga. Aquí, en Navarra, se llamaba Alianza Foral Navarra y a él me afilié en unos momentos muy duros y difíciles. En 1978 acudí al II Congreso Nacional de AP, en el que Fraga fue elegido presidente y, en 1979, cuando se fundó UPN y la gran mayoría de los afiliados de AFN se pasaron a él, solamente un grupo muy reducido optamos por seguir con don Manuel en Navarra. A partir de ese momento, y hasta hoy, he militado siempre en el partido de Fraga. Es cierto que en estos más de 32 años me han cambiado varias veces las siglas: AFN, AP, PP, UPN (cuando UPN representaba al PP en Navarra) y, de nuevo PP, pero siempre he estado donde él estaba. Es más, en 1995, cuando surgió el CDN y me invitaron a afiliarme a él, la respuesta que les di fue: yo siempre estaré donde esté Fraga. A lo largo de todos estos años múltiples han sido los encuentros que con él he mantenido, desde las primeras reuniones en la entonces sede de AP en la calle Silva de Madrid, pasando por las de la calle Génova o por sus reiterados viajes a Navarra, hasta estos últimos años que he tenido la fortuna de tenerlo como compañero en el Senado. Allí nuestros despachos estaban a muy pocos metros, por lo que casi a diario lo veía. Siempre me preguntaba con gran interés por Navarra, me hablaba de sus raíces navarras, de su apellido Iribarne, y me recordaba aquel 29 de enero de 1986 que le recibí en el peaje de Imarcoain. Ese día el puntual Fraga llegó con más de dos horas de retraso por culpa de la nieve y de dos accidentes de tráfico, pero llegó a su cita de Pamplona porque tenía que estar aquí para firmar ante notario un pacto con UPN, PDP y PL para concurrir juntos a las generales de ese año y a las forales y municipales de 1987. Fraga siempre se lamentaba que sus esfuerzos por lograr la unión sirvieron de poco, porque ese pacto solamente se mantuvo en pie para las generales y se rompió para las forales. Ahora, en el momento de su muerte, en el que algunos quedamos sumidos en una gran orfandad política, yo solamente quisiera destacar de él que ha sido un hombre honesto, eficaz y leal y que hasta el último momento ha sido un trabajador incansable. Su trabajo y esfuerzos han merecido la pena. Su herencia es ese partido que él fundó que, después de una larga travesía del desierto, se ha convertido en el primer partido de España en número de afiliados y de cargos electos, ese partido que hoy gobierna España, muchas de sus comunidades autónomas y sus principales ayuntamientos. Además, para mí, Fraga siempre será un ejemplo a seguir porque, a pesar de su brillante hoja de servicios y de haber estado tantos años dedicado a la política nunca se ha lucrado de ella y ha muerto ligero de equipaje, con un escaso patrimonio. Sí, don Manuel siempre será mi Patrón. José Ignacio Palacios Zuasti Senador por Navarra (PP)