Sabado, 23 de Noviembre 2024
Cabo de Gata Center. Hotel Senderos
Internacional SOCIEDAD Titulo: Save the Children. Los niños y niñas de Fukushima tienen miedo a jugar en la calle . Texto: Un año después del terremoto y del posterior tsunami, más de 300.000 personas permanecen en hogares temporales. Muchos padres y madres aún no han logrado encontrar un trabajo fijo tras el tsunami, que destrozó gran parte de la costa noreste de Japón, debilitando la industria pesquera y la agricultura, principales fuentes de ingresos de las familias de la región. Más de 7.000 escuelas quedaron destruidas, lo que provocó un impacto directo en la educación de los niños. Hoy todos han vuelto a clase, pero unos 25.000 han cambiado de escuela al haber tenido que abandonar sus hogares, devastados por el desastre. Una de las peores consecuencias de una crisis como ésta para un niño es la pérdida total del control de sus vidas. Para cualquier niño o niña, tener que cambiar de casa, ir a una escuela nueva y hacer amigos nuevos es difícil. Para los niños y niñas afectados por el desastre de Japón, a este complicado proceso se suma en muchas ocasiones el haber perdido amigos o familiares, así como sus hogares o escuelas. Cuando se enfrentan a estas situaciones, los niños y niñas necesitan un lugar donde sentirse seguros, divertirse y jugar, explica Bárbara Mineo, Coordinadora de Emergencias de Save the Children. A lo largo de este año, hemos logrado llegar llegar a 65.000 personas. Además de proporcionar ayuda de emergencia de inmediato, hemos establecido espacios seguros para los niños y trabajamos con escuelas, profesores y padres, proporcionando apoyo educativo y psicológico. Para los niños y niñas afectados por la crisis nuclear de Fukushima, el impacto del desastre ha sido triple; el terremoto, el tsunami y la crisis nuclear. Un año después, hemos realizado un estudio con familias de la zona. La mayoría de los niños y niñas entrevistados ha afirmado tener miedo a jugar en la calle y a los peligros invisibles de la radiación. El desastre ha creado una situación sin precedentes para los niños y niñas que han perdido sus hogares o se han visto separados de sus amigos y además luchan por superar la ansiedad que les ha provocado la crisis nuclear añade Mineo. Los niños y niñas entrevistados no conocen lo que es la radiación ni de sus efectos. Los más pequeños saben que es mala para ellos y que es algo que no se puede ver, oler ni tocar. Los mayores han destacado las dificultades que conlleva adaptarse a un entorno nuevo. Los que tuvieron que mudarse por la radiación tenían miedo de perder a sus amigos y de que sus nuevos compañeros no les aceptasen. Los que se quedaron en Fukushima se sienten raros con la nueva situación: clases vacías, casas abandonadas y ausencia total de niños jugando en las calles. Los padres temen no tomar las decisiones adecuadas, dicen no tener suficiente información y sienten un miedo constante a no hacer lo correcto para asegurar el bienestar de sus hijos. Trabaamos en Fukushima con comunidades y autoridades locales para proporcionar lugares seguros a los niños donde poder jugar, en áreas alejadas de los focos de radiación. Contamos con un programa de recuperación de cinco años de duración en las zonas afectadas para atender las necesidades emocionales y psicológicas de los niños, prestar apoyo en su educación y proporcionarles un papel activo en la reconstrucción de sus ciudades. Las cifras: - 337.819 personas siguen viviendo fuera de sus casas, en alojamientos temporales, con familiares o amigos. - 1.567 niños o niñas han perdido a uno de sus padres o a ambos. - 25.751 niños y niñas han cambiado de escuela a causa del desastre. - 7.524 escuelas han sido destruidas.