Domingo, 24 de Noviembre 2024
Cabo de Gata Center. Hotel El Tio Kiko
Madrid SINDICATOS Titulo: Años de crisis, años de empleo perdido. Texto: Desde que comenzaron a sentirse los efectos de la crisis, allá por 2008, hasta finales de 2012, el año más duro de la crisis, a expensas de lo que nos depare 2013, hemos perdido en Madrid el 10 por ciento de nuestros empleos. Un total de 317.600 empleos, de los cuales 296.000 eran asalariados. Tan sólo en el último año hemos perdido 107.000 asalariados. En Madrid trabajan cada vez menos personas. La tasa de ocupación ha bajado al 52´2 por ciento. Si bien, en el caso de los hombres, esa tasa de ocupación es del 57´2 por ciento y la de las mujeres del 47´6 por ciento. Se mantiene, por tanto la discriminación de las mujeres, desde el punto de vista del porcentaje de mujeres que en edad de trabajar lo están haciendo. La situación del empleo es mala para todos, pero en el caso de los extranjeros que trabajan en Madrid, acumulan una pérdida de 129.900 empleos. Han perdido el 21 por ciento de su empleo, al tiempo que el 40 por ciento de todo el empleo perdido es empleo ocupado por inmigrantes. Tampoco los jóvenes salen mejor librados de la crisis. Han perdido a lo largo de estos años 141.000 empleos, lo cual significa que hemos asistido a la destrucción del 54 por ciento del empleo ocupado por jóvenes. La tasa de empleo de los jóvenes menores de 25 años ha bajado hasta un ridículo 21´4 por ciento. El 45 por ciento de todo el empleo perdido es de menores de 25 años. Pero si consideramos como jóvenes a los menores de 35 años, entonces el porcentaje alcanza el 74 por ciento de todo el empleo perdido durante la crisis. 235.500 jóvenes menores de 35 años ha perdido su empleo en estos duros años. La crisis comenzó en el sistema financiero, pero la patada la recibió el sector inmobiliario, que ha perdido en Madrid 182.400 empleos. La caída de la construcción ha arrastrado 70.600 empleos industriales en Madrid y ahora es el sector servicios el que comienza a padecer el golpe de la crisis y el paro. Tampoco el sector público se libra. En los últimos dos años ha perdido 47.000 empleos. Primero fueron los empleos temporales. Hemos perdido el 34 por ciento de los mismos, un total de 221.700 empleos, pero ahora comienza una intensa destrucción de empleo fijo y estable. El que venía sosteniendo las maltrechas economías de muchas familias. Para que nos hagamos una idea de la brutalidad de esta crisis, basta conocer que había 209.400 personas paradas, según la Encuesta de Población Activa, en 2008 y ahora esa cifra se ha multiplicado por tres, hasta alcanzar 628.200 personas paradas. La tasa de paro ha subido del 6 por ciento al 18´6 por ciento y sigue creciendo. La mitad de esas personas lleva ya más de un año en el paro y uno de cada cuatro llevan más de dos años parados. La amenaza de empobrecimiento y exclusión social es cada día mayor. El 51 por ciento de las personas paradas ya no cuenta con ningún tipo de ayuda o prestación económica. La situación comienza a ser insostenible. En uno de cada tres hogares, más de la mitad, o todos sus miembros en edad de trabajar, está parado. Estas deberían ser las obsesiones de nuestros gobernantes. Las que les impidieran dormir cada noche. Porque no saldremos de la crisis mientras no creemos empleo. No superaremos esta situación si no reactivamos el consumo interno y eso sólo puede producirse cuando las personas que trabajen, cobren un salario y decidan consumir, porque confían en su futuro personal y familiar. Sin embargo, nuestros gobernantes viven consumidos por encontrar nuevos pelotazos como Eurovegas, un proyecto fantasma y presuntamente ilegal, que amenaza con convertir Madrid en un foco de corrupción, ilegalidad, blanqueo de dinero y empleo basura, cuando menos. Obsesionados por mantener el aparato propagandístico de Telemadrid, pero despidiendo al 80 por ciento de su plantilla fija. Obsesionados por acabar con el empleo temporal en la Sanidad o la Educación madrileñas, aumentando el paro y sembrando incertidumbre en torno a la capacidad de los gobiernos de defender a las personas frente a los golpes de la crisis en sus empleos y sus vidas. Ahora, hasta las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional, los que nos dicen que se les ha ido la mano con los ajustes y que no todo se soluciona con despidos. Una curiosa forma de reconocer que las reformas laborales y de la negociación colectiva, los ajustes permanentes, los recortes, han sido injustos, innecesarios y han hurgado en la llaga haciendo aún más grande la herida que padecemos. Lejos de crear empleo, han facilitado su destrucción y han generado desprotección social y amenaza de pobreza y exclusión social a uno de cada cinco personas en Madrid. Los sindicatos Comisiones obreras y UGT han exigido reunir urgentemente el Consejo de Madrid, donde, junto a ellos, se encuentran la patronal CEIM y el Gobierno Regional. Han reclamado en el desierto un Plan de Choque por el Empleo y contra el Paro. Un Plan que pueden llamar de otra manera, pero que debería contribuir a proteger más y mejor a las personas desempleadas, defender a las familias en riesgo de pobreza. Consolidar el tejido económico y productivo que nos queda y apostar por un modelo sano de crecimiento para el futuro, asentado en la innovación y calidad de nuestros productos y servicios. Defender el empleo existente y preparar el empleo futuro, de calidad y bien cualificado. Defender los servicios públicos, como la mejor garantía de defensa de la calidad de vida y el modelo social europeo en nuestro país y en nuestra Región. Somos la capital y deberíamos ser modelo en estas apuestas para salir de la crisis, salvando a las personas. Sin embargo tenemos gobiernos más preocupados por contener los efectos de los sobres, Gürtel, corrupción y demás desmanes que se han apoderado de la política a lo largo de casi una generación de cultura del pelotazo. Va a ser muy difícil volver a confiar en la política. Habrá que abordar a cara de perro la reconstrucción de las bases de diálogo para salir de esta crisis. Habrá que establecer reglas muy claras de limpieza y transparencia, de evaluación de las políticas y de los políticos. Pero habrá que hacerlo, sin dilación, sin tardanza, con convicción, con firmeza. Desde la política, desde el sindicalismo, desde el empresariado, desde las organizaciones sociales. Nadie en su sano juicio puede concebir otra salida. La crisis, el paro, la corrupción, no pueden seguir devorando España. Francisco Javier López Martín