Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Cataluña CIU Titulo: Fraga, todo el Estado en su cabeza. Texto: Ayer al atardecer me trasladaron la noticia de la muerte de Manuel Fraga, presidente fundador del PP. De Manuel Fraga ha dicho muchas veces que llevaba todo el Estado en la cabeza. Intuyo que hacían referencia a su capacidad de trabajo, a la cantidad de conocimientos adquiridos por su formación académica, a su inteligencia ya todo lo que le ha proporcionado una dilatada experiencia en el ámbito de la función pública, de la política y de la democracia. Mis primeras palabras fueron de expresión del sentimiento de condolencia hacia su familia y su partido. La extinción de una vida siempre me genera estos sentimientos, a pesar de ser creyente y creer en la esperanza de una vida mejor. Si, además, esta persona es conocida y la has tratado personalmente, siempre lo sientes con más proximidad. Más allá de estas reflexiones, está la valoración de la persona. Estamos hablando de un político, de un adversario, además. En los últimos años en un escenario democrático y hace unas décadas desde trincheras profundamente distantes y distanciadas, Fraga fue ministro de Franco y embajador en Londres del franquismo. Fue, por tanto, con todas las puntualizaciones que se quiera, un franquista. Y como tal, corresponsable de lo que pasó cuando formaba parte de un régimen de dictadura. Fraga, sin embargo, tuvo una segunda vida política. Ha hecho política en democracia y ha hecho aportaciones positivas y servicios elegido democráticamente, ya sea como diputado o como presidente de la Xunta. Y lo que es más importante: no se puede ignorar ni dejar de agradecer su contribución clave a la transición democrática. No fue el único, pero sí necesario. Y en este aspecto le debemos algo positivo. Ni la historia nos permite borrar su pasado franquista, ni su contribución a la democracia. En el terreno personal, además, sería indigno por mi parte si no reconociera que, a pesar de haber tenido con él públicamente enfrentamientos importantes, siempre me trató con respeto y cariño. Recuerdo haber impulsado en el Congreso de Diputados un intergrupo para la Europa Federal, y él se apuntó. Como recuerdo cuando iba a Galicia invitado por la Universidad o alguna entidad a dar una conferencia, y él no sólo me recibía como presidente de la Xunta, sino que me invitaba a comer. El restaurante Casa Vilas de Santiago lo conocí de su mano: ¿Qué le apetece comer, querido amigo?, Decía. Y sin dejarme tiempo a respirar porque no sabía qué pedir, añadía yo le recomiendo ... ... y el camarero tomaba nota. Después venía la conversación. Las diferencias o coincidencias. No todo eran discrepancias. Que descanse en paz. La historia dejará constancia de sus activos y de sus pasivos.