Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Cataluña CIU Titulo: La violencia de género, un problema de todos. Texto: Este año nos golpea con un incremento considerable de la violencia de género. Y hoy, como ayer, los medios de comunicación van llenos a raíz del caso del detenido que se suicidó el domingo en Sabadell. Y lógicamente este aumento de la violencia machista te obliga a reflexionar. Te puedes llegar a preguntar si los efectos desestabilizadores de la crisis económica sobre las personas pueden intervenir, pero lo que sí es seguro es que no podemos atribuir que la ley no actúe en contra de una forma contundente. El Código Penal ha endurecido las condenas para la violencia de género, pero en contra de lo que sería lógico esta firmeza no implica una reducción de este grave delito. El agresor actúa irracionalmente y comete el asesinato sin pensar en la condena que deberá afrontar. Muchas veces incluso no se esconde, no duda en entregarse a la justicia y en casos muy extremos se suicida. Indudablemente, la violencia de género es un problema de todos, afecta a la sociedad en general y reclama un cambio cultural profundo. La educación se convierte, pues, una herramienta fundamental para combatir la violencia. La prevención debe actuar con firmeza en las escuelas para las primeras relaciones entre los chicos y las chicas se fundamenten en el diálogo y en el respeto, y nunca en la fuerza. Y no sólo en las relaciones entre adolescentes que inician sus primeras experiencias de pareja, sino también en las infantiles cuando, a veces, se introducen relaciones absurdas de dominio entre los niños y las niñas. La escuela tiene un papel, pero también es muy fundamental el de la familia. Los hijos deben ver reflejados en la relación entre sus padres estos valores del respeto y del diálogo, incluso cuando hay discrepancias. Qué miedo da escuchar que los hijos de los maltratadores repetirán el rol de sus padres. La familia aparece como un eje fundamento una vez más. La prevención es, pues, muy importante. Las personas en particular, la sociedad en general y las administraciones tenemos que estar con los ojos bien abiertos para detectar los primeros signos de este problema que, desgraciadamente, puede acabar en tragedia. No puede haber tolerancia con este mal para que se retroalimenta. Hay que romper el silencio: las personas maltratadas no tienen que callar, deben perder el miedo, las administraciones deben ser eficaces para controlar que los maltratadores no puedan acercarse a sus víctimas, y continuar ayudándolas, y todos, especialmente los hombres, debemos abandonar y condenar comportamientos machistas. La violencia de género es un problema transversal: se da con independencia de los orígenes, de la educación, estudios y capacidad económica de las personas implicadas. Esta dispersión hace la intervención más difícil. Por eso no debemos bajar la guardia. Es cosa de todos.