Domingo, 24 de Noviembre 2024
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Pais Vasco PNV Titulo: ¿Desde cuando el deudor pide cuentas al acreedor?. Texto: Me ha dejado estupefacto el inusitado interés que ha suscitado en algunos medios de comunicación la visita que ayer cursó Patxi López a Mariano Rajoy. Soy consciente de que los medios que resultan favorecidos por las frecuentes y bien pagadas campañas publicitarias del Gobierno vasco están moralmente obligados a ser generosos en el tratamiento informativo de la mano que les da de comer. Pero ni aun así soy capaz de comprender el despliegue de recursos y el espacio que se ha dedicado a un acontecimiento que, mírese por donde se mire, carece de la entidad necesaria como para justificar un titular de primera plana. Hace unos años, la prensa se hizo eco de una conversación que Hillary Rodham Clinton, secretaria de Estado de los EEUU, mantuvo con un dirigente republicano, al regresar a Washington de una viaje oficial que realizó a China. El político republicano le preguntó, en tono inquisitivo, si había sido lo suficientemente firme y exigente con las autoridades del país asiático al plantearles la necesidad de respetar la democracia y los derechos humanos. Pragmática y sensata, la secretaria de Estado le respondió: ¿cómo se puede ser firme y exigente con el banquero que le presta a uno el dinero que necesita para vivir? La anécdota cruzó los océanos a la velociedad del rayo, e hizo descubrir a muchos una realidad que hace tan sólo dos décadas hubiera resultado inimaginable: el tesoro chino posee casi el 40% del total de la deuda pública norteamericana. El encuentro que López y Rajoy mantuvieron ayer en la Moncloa, tiene mucho de lo que Hillary Clinton querían transmitir a su interlocutor republicano cuando tuvo lugar la conversación a la que acabo de referirme. Los servicios de prensa de Ajuria Enea se han desgañitado estos últimos días, dando a conocer aquí y allá lo que López iba a plantear al presidente del Gobierno español con ocasión de la visita. Le va a exigir el acercamiento de los presos. Le va a reclamar una política penitencia más flexible. Le va a pedir que sea respetuoso con las competencias de Euskadi. Y así sucesivamente. Pero a nadie se le oculta que Patxi López -precisamente él- no se encuentra en condiciones de exigir nada a Rajoy. Como le ocurrió a Clinton con sus banqueros chinos, López no se encuentra en la posición de fortaleza que resulta necesaria para ponerse firme y exigente frente a Rajoy, porque es gracias a él, como ha conseguido hacerse con el sillón de Ajuria-Enea. Todo lo que tiene, se lo debe a él. Por tanto, no hace falta ser demasiado imaginativo para prefigurarse el tenor de la conversación que han mantenido: - Hola Patxi, ¿a quién representas tú? - Yo soy el Lehendakari, Mariano. - ¿El Lehendakari?… Bien, bien, bien. ¿Y quién te puso en el cargo? - El pueblo, Mariano, el pueblo. - ¿Estás seguro Patxi? A ver… repasa un poco lo que ocurrió. Memoriza. Recuerda. Y te vuelvo a preguntar: ¿quién te puso ahí? - Esto… bueno… ¡ejem!.. en realidad me pusiste tú. - ¿Y quien te ha mantenido en él durante los últimos tres años? - Tú, Mariano, tú. - Bien. Así me gusta. Buen chico. ¿Y de quién depende el que puedas continuar ocupando el sillón hasta el término de la legislatura? - De tí Mariano, de tí. Sólo de tí. - Perfecto. Por tanto, sabes que no estás en condiciones de venir a exigirme nada, ¿no es así? - Por supuesto, Mariano, por supuesto. - Muy bien. En consecuencia, vamos a hablar de pájaros y flores hasta que se cumplan los tres cuartos de hora que hemos dicho que iba a durar el encuentro y después te vuelves a Vitoria formalito, ¿verdad? - Lo que tú digas, Mariano. Así lo haré. No me digan que no resulta extraño el hecho de que una conversación de este tenor esté recibiendo el desforado tratamiento mediático del que está siendo objeto.