Domingo, 24 de Noviembre 2024
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España AMNISTIA INTERNACIONAL Titulo: Día de Acción Global en solidaridad con los activistas de la primavera árabe. Texto: En España, la organización celebra csi cincuenta actos en más de cuarenta ciudades a lo largo del mes de febrero Amnistía Internacional, movimiento en favor de los derechos humanos con más de tres millones de miembros, ha convocado a sus activistas en todo el mundo a celebrar hoy sábado 11 de febrero, un Día de Acción Global para demostrar su solidaridad con los activistas de la primavera árabe. Activistas y simpatizantes de la organización han salido hoy a la calle en una veintena de países para apoyar la dignidad y el coraje de las personas que han salido y siguen saliendo a la calle en Oriente Medio y el Norte de África, arriesgando sus vidas, para reclamar respeto a los derechos humanos. Así ha explicado hoy en Madrid el sentido de este Día de Acción Global el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán, durante un acto celebrado en la plaza de Callao. Además de en Madrid, la organización celebrará, a lo largo del mes de febrero, actos de diversa índole en más de cuarenta ciudades de toda España para demostrar la solidaridad de Amnistía Internacional con los activistas de la primavera árabe. En todos ellos se recogerán firmas con peticiones a las autoridades egipcias y sirias. A las autoridades egipcias se les pide que respeten las libertades públicas, impidan el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía y el ejército e investiguen de manera independiente e imparcial todos los abusos a los derechos humanos. También se les demanda que reformen el sistema de justicia y pongan fin a los juicios militares, así como que aseguren la participación de las mujeres en la construcción de un nuevo Egipto, igualitario y no discriminatorio. A las autoridades sirias se les insta a que detengan los homicidios de civiles por parte de la fuerzas de seguridad y el ejército, pongan fin a la tortura y a los malos tratos generalizados contra los activistas de la oposición detenidos y pongan en libertad a los miles de prisioneros de conciencia capturados desde el comienzo de las revueltas. La solidaridad con los activistas de la primavera árabe también tendrá su espacio en la web. En la dirección http://web.es.amnesty.org/micropoemas-bahrein los internautas pueden escribir micropoemas en los que expresar los sentimientos que les han producido las movilizaciones de los ciudadanos de Oriente Meio y Norte de África y compartirlos en las redes sociales. Estos micropoemas se reunirán en un libro que se remitirá a la poetisa bahreiní Aayat al-Qormozi, que fue detenida sólo por leer un poema crítico con el régimen. Los micropoemas deben contener al menos una de estas tres palabras: primavera, mañana, libre, en cualquiera de las lenguas oficiales del España. Esas tres palabras aparecían en el poema que pronunció Aayat y por el cual fue detenida. 2011 ha sido un año como ningún otro. Miles de personas de toda edad y condición inundaron las calles del Norte de África y Oriente Medio pidiendo cambios significativos en los regímenes políticos de sus países, ha asegurado Beltrán. Según el director de Amnistía Internacional España, ha sido muy emocionante ver cómo la gente de Túnez, Egipto, Libia, Siria o Bahréin ha creado un lenguaje nuevo de protesta pacífica. Ciudadanos y ciudadanas anónimos han aguantado el embate de la violencia del estado y han sorteado la censura con imágenes y videos enviados a través de redes sociales. La acción de miles de hombres y mujeres de la región exigiendo los mismos derechos humanos que se disfrutan en otras partes del mundo desde hace mucho tiempo ha conseguido que gobernantes que parecía que iban a permanecer en el poder para siempre cayeran en Túnez, Egipto, Libia y Yemen, ha añadido Beltrán. Sin embargo, pese a la caída de los mandatarios, sus regímenes en algunos casos se mantienen y, con ellos, los abusos a los derechos humanos. Pero miles de personas en toda la región no se han amilanado ni se han dejado engañar por reformas cosméticas y han seguido reclamando cambios significativos. Así, la llamada primavera árabe sigue en marcha y, aunque probablemente tendremos que esperar a unos cuantos aniversarios más para ver su resultado final, queremos decirles a sus protagonistas que pueden contar con nuestro apoyo, asegura Beltrán. Amnistía Internacional sigue trabajando para sacar a la luz los abusos que se han producido y se están produciendo durante los levantamientos. Sólo durante 2011, la organización publicó mas de 350 notas de prensa y 36 informes referentes a la región del Norte de África y Oriente Medio, fruto de una veintena de investigaciones realizadas sobre el terreno y de un continuo contacto con las organizaciones y activistas de la región. En ellos, Amnistía Internacional ha denunciado la hipocresía de la comunidad internacional, que ha seguido vendiendo armas a diferentes países de la zona incluso después del estallido de las protestas; los abusos perpetrados tanto por los gobiernos como por la insurgencia; la situación en los campos de refugiados o la discriminación de la mujer, por mencionar sólo algunos temas. La organización ha planteado, en los países en donde la situación de crisis ha dado lugar a una situación de transición (Túnez, Libia y Egipto), unas agendas por el cambio a los principales agentes políticos. En ellas, se señalan compromisos básicos con los derechos humanos que los nuevos poderes deben cumplir para hacer realidad la promesa de una vida mejor para sus poblaciones. Amnistía Internacional también ha manifestado repetidamente que los problemas actuales no deben hacer olvidar el pasado: la larga lista de abusos a los derechos humanos anteriores a esta primavera, por los que seguirá pidiendo verdad, justicia y reparación. Información de contexto Las protestas que han recibido el nombre de Primavera Árabe han unido de hecho en torno a una causa común a personas de numerosas comunidades diferentes: árabes, en su mayoría, pero también amaziguitas, kurdos y otros. Las llamas de la protesta, de forma literal y trágica, se encendieron con el acto desesperado de un hombre joven, Mohamed Bouazizi, en la pequeña localidad tunecina de Sidi Bouzid. Las heridas le causaron la muerte antes de que pudiera ver la respuesta popular que su acción había desencadenado. En Túnez, las protestas que comenzaron tras el desesperado gesto de Bouazizi y su posterior fallecimiento, llevaron a que el presidente Zin el Abidín ben Alí abandonase el poder y saliese para el exilio el 14 de enero. Un año después, tras la celebración de unas elecciones que eligieron una Asamblea Constituyente, las autoridades han tomado algunas medidas positivas, como firmar importantes tratados de derechos humanos y permitir mayor libertad de expresión. Sin embargo, las fuerzas de seguridad siguen en gran medida sin rendir cuentas y las víctimas de violaciones de derechos humanos están todavía esperando que se haga justicia. En Egipto, las manifestaciones que comenzaron el 25 de enero llevaron a la renuncia al poder de Hosni Mubarak el 11 de febrero. Un año después de que una Junta Militar asumiese el poder en su lugar, se han puesto en marcha unas elecciones parlamentarias y se anuncian unas elecciones presidenciales. Sin embargo, continúan las manifestaciones que piden una pronta transferencia del poder a los civiles. Siguen produciéndose numerosas muertes a causa de la represión contra los manifestantes y es preocupante la enorme cantidad de activistas que han sido juzgador por tribunales militares. En Libia las protestas desembocaron en un conflicto armado en el que la intervención internacional inclinó la balanza en contra del régimen opresivo del coronel Muamar Gadafi. Tras la muerte de Gadafi, sobre la cual Amnistía Internacional ha reclamado una investigación, el Consejo Nacional de Transición se hizo con el poder. Los abusos contra los derechos humanos por parte de las nuevas autoridades (malos tratos, tortura, detenciones arbitrarias y hasta ejecuciones extrajudiciales) han sido objeto de denuncia por parte de Amnistía Internacional. En Yemen, la obstinada negativa del presidente a dimitir hasta casi el final de 2011, pese a las masivas protestas antigubernamentales y los crecientes niveles de represión y violencia, exacerbó los ya profundos problemas sociales, políticos y económicos del país. Más de 200 manifestantes murieron y más de 1.000 resultaron heridos al utilizar las fuerzas de seguridad munición real para disolver las manifestaciones. Amnistía Internacional ha denunciado que el acuerdo para que el presidente abandonase el poder le garantice la impunidad a él y a su entorno más inmediato. Los dirigentes de Bahréin, respaldados por Arabia Saudí, respondieron a las protestas con la fuerza, de nuevo con un elevado coste humano y agravando las divisiones, pero terminaron el año suscribiendo un compromiso de reforma, reparación y reconciliación. Sin embargo, prosiguen los juicios militares contra activistas detenidos durante las protestas de 2011 y en manifestaciones producidas en 2012 se ha seguido haciendo un uso excesivo de la fuerza. Mientras tanto, Siria se tambalea al borde de la guerra civil, pues su contumaz presidente, que se enfrentaba a reivindicaciones de cambio sin precedentes, recurre implacablemente a la fuerza bruta para aplastar las protestas. Al obrar así sólo consigue exponer aún más la naturaleza de su régimen. Amnistía Internacional ha reclamado repetidamente que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte medidas contra el régimen de Bachar al Asad, decretando un embargo de armas contra Siria, remitiendo los abusos contra los derechos humanos a una investigación de la Corte Penal Internacional y congelando los bienes de Al Asad y su entorno en el extranjero. La organización ha condenado la decisión de China y Rusia de vetar sucesivos proyectos de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para presionar al régimen sirio.