Sabado, 23 de Noviembre 2024
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España UPEyDE Titulo: Sí a alargar la vida laboral, pero de otra manera. Texto: UPyD defíende el alargamiento voluntario e incentivado de la vida laboral. Para ello, la figura clave es la jubilación demorada, que incentiva el alargamiento voluntario de la vida laboral, más allá de la edad legal de jubilación, a cambio de un aumento posterior en la pensión. Hoy en día, ese incentivo es escaso y por ello pocas personas optan por esta vía. Se ha perdido una ocasión de oro para reformarla. La posibilidad de compatibilizar salario y pensión es otra forma de alargamiento voluntario, que UPyD apoya, pero es una alternativa que probablemente se acabe pudiendo utilizar sobre todo en determinado tipo de profesiones liberales relativamente privilegiadas. Respecto al endurecimento de la jubilación anticipada, nos preocupa especialmente, como hemos manifestado reiteradamente en el Pacto de Toledo, la situación de los parados de más edad, jubilados anticipadamente pero de forma involuntaria. Ahora, la brecha de tiempo desde la pérdida del empleo al acceso a la pensión se ampliará. Somos partidarios de la puesta en marcha inmediata de una Estrategia de Empleo para trabajadores de más edad, siguiendo las recomendaciones de la Comisión europea (que en otros temas de carácter restrictivo se aplican tan ciegamente). No sólo se obvia lo anterior, si no que incluso se emperora la situación de las personas mayores de 55 años, al condicionar el acceso al subsidio a la renta de conyuge e hijos. Si el parado mayor de 55 años, por ejemplo, tiene un hijo mileurista, no podrá acceder al subsidio. Como se hizo en el plan Prepara con los jóvenes, se hace ahora con los mayores: el Estado evade sus compromisos y los descarga sobre los familiares cercanos. En cuanto a la jubilación anticipada voluntaria, se aplica una rigidez innecesaria. La edad de retiro debería poder elegirla el trabajador con más libertad, siempre que su adelanto no supusiese una merma para las cuentas de la Seguridad Social, es decir, si las menores cotizaciones se reflejan adecuadamente en una menor pensión. Por último, la figura de la jubilación parcial ha resultado un fracaso (por su coste para el sistema de Seguridad Social y por no haber cumplido su cometido de relevo entre trabajadores mayores y jóvenes) y los insuficientes cambios introducidos no garantizan que estos problemas se solucionen. En cuanto a la actitud del gobierno respecto al Pacto de Toledo: es cierto que en este asunto se ha proporcionado más información de lo que, por desgracia, es habitual. Se ha elaborado documentación y han comparecido (formal e informalmente) altos cargosdel ministerio. Sin embargo, no es lo mismo informar que negociar. Lo segundo implica receptividad a las propuestas ajenas, algo que ha brillado por su ausencia. Al final, se vuelve a optar por un Real Decreto (que habrá que estudiar con más detenimiento en el BOE, por si incluye detalles escabrosos que se hayan omitido en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, como sucede tan a menudo).