Sabado, 23 de Noviembre 2024
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Aragón CHA Titulo: Sí, nosotras parimos, nosotras decidimos. Texto: Menos de dos meses después de la llegada del PP al gobierno central, estamos asistiendo a un retroceso democrático y de derechos muy preocupante, y el ejemplo más claro es la contrarreforma de Gallardón, actual ministro de Justicia, de la legislación vigente sobre la interrupción voluntaria del embarazo (IVE). O el PP cree que las mujeres somos del género estúpido, seres incapaces de decidir sobre nuestras vidas y sobre nuestros cuerpos… o en democracia sigue confundiendo los poderes públicos con los púlpitos. Es totalmente inaceptable que los partidos políticos (y, en este caso, gobiernos) se presten al juego de ciertos sectores religiosos y antiabortistas por encima de derechos que ha costado mucho conseguir. El PP y sus aliados de turno quieren decidir por nosotras si queremos ser madres o no, o en qué momento queremos serlo, para regocijo de la iglesia católica y de sus más radicales tentáculos, que mueven buena parte de los hilos del gobierno de Rajoy. ¿Cómo se sigue sometiendo un partido político a los intereses de una institución religiosa, sea la que sea, que pretende actuar como un poder público en vez de limitar su discurso a su comunidad de creyentes? CHA niega la legitimidad de ningún partido político ni, por supuesto, de ninguna confesión religiosa para decidir sobre la vida de las mujeres y sobre sus propios cuerpos. Y yo, personalmente, como ciudadana y como mujer, siento vergüenza de lo que estoy viendo y viviendo a estas alturas de la vida, cuando ya creía superado este falso debate, más propio de la España de hace cuarenta años, cuando las familias pudientes enviaban a sus hijas a abortar a Londres, que de la de 2012. El argumento sobre la supuesta defensa de la vida me indigna, como indigna a muchas otras mujeres, y constituye un auténtico insulto al enorme esfuerzo realizado desde hace décadas por los movimientos feministas. No es casualidad que los derechos de las mujeres sean cuestionados periódicamente, y, cómo no, en época de crisis. Fue preciso mucho trabajo para que las mujeres tuvieran reconocido el derecho a decidir su maternidad en muchos países, y en el Estado español se les ha negado reiteradamente la mayoría de edad (tengan la edad que tengan) y su propia condición de ciudadanas de primera porque, al final, siempre parece que hace falta la supervisión patriarcal para recibir asistencia sanitaria pública en una IVE. El discurso de incapacidad de las jóvenes para decidir tampoco se sostiene. Si tienen edad para poder ser madres, ¿por qué no van a tener derecho a poder decidir seguir adelante o no con su embarazo? ¿O acaso es más grave la decisión de interrumpir un embarazo no deseado que la de proseguirlo? En absoluto, y todo lo que se está diciendo en contra de una legislación sobre la IVE es pura hipocresía. Es la hipocresía de la derecha más recalcitrante y retrógrada que existe seguramente en Europa, que ya ha comenzado a llenarnos de una moralina insoportable con sus consignas, para convertir en moral todo aquello que les interese controlar, incluidas las vidas de sus ciudadanos. Lo progresista para esta derecha no es trabajar para evitar las guerras, denunciar y combatir los genocidios, colaborar en proyectos de desarrollo que acaben con la hambruna de tantos niños y niñas que mueren por pura miseria, o con las violaciones sistemáticas de mujeres. No, ahí el PP no ve ningún debate moral, ni tampoco lo ve en la pobreza escandalosa de millones de personas que carecen de lo mínimo para sobrevivir, ni en los escándalos de aprovechamiento de los cargos públicos en beneficio personal… La derecha habla de moral en otros casos, como cuando se trata del derecho de las mujeres a decidir en nombre de la más pura hipocresía pretendiendo que la democracia se convierta en la plasmación de una doctrina confesional, sea la que sea. Para CHA es aberrante y totalmente injustificable que alguien, por muy ministro o presidente del Gobierno que sea, se atreva a intentar hacer pasar por el aro de sus planteamientos religiosos a la mitad de la población. Las reivindicaciones feministas renuevan su vigencia más que nunca: nosotras parimos, nosotras decidimos.